Responsabilidad proviene de “respond” (responder) y “abilidad” (habilidad). Así, ser responsables significa tener la habilidad de responder activamente sobre el estado de cada asunto.
Entendemos que la responsabilidad va más allá de cumplir tareas; se trata de responder con acciones o comunicación efectiva. Esta capacidad es el núcleo de nuestro compromiso: comunicar es el mínimo estándar para ser responsable. Si carecemos de ambas (acción o comunicación), no somos responsables; si podemos hacer una y no lo hacemos, caemos en la irresponsabilidad.
Qué Hacer
- Informar y actuar: Mantener al tanto a las partes involucradas sobre el progreso de tareas pendientes.
- Asumir la responsabilidad completa: No delegar sin seguimiento ni transferir la carga a otros.
Qué No Hacer
- Evitar retener información: No limitar a otros con datos incompletos.
- No decir “eso ya no me toca”: Cada asunto merece seguimiento hasta su resolución completa.
Este enfoque fortalece la eficiencia interna y construye la confianza del cliente, garantizando un servicio claro y transparente.